Publicista y Educador. Creador del canal educativo de youtube #mentemochilera
martes, 4 de septiembre de 2012
Una mañana de café.
Sentado en el cafetín del instituto, un profesor se me acercó y me dijo:
- ¿Cómo le va profe?
- Bien - le respondí, mientras tomaba el primer sorbo de ese café cargado y humeante aquella mañana. Las calles de miraflores estaban grises y la neblina le daba ese aspecto íntimo, dibujando una ciudad de Lima que carga en su tradición aquel color de panza de burro como tatuaje en el cielo, no sólo iluminada en cada calle sino en cada persona que transitaba por Larco. La masa de personas le daba a Miraflores ese aspecto único, callado y acelerado de las calles que guardan mucho y a la vez dicen mucho.
- Qué bien profe - me dijo el docente y sentándose en una silla suelta que quedaba en la mesa empezó a comentarme algunos temas de su curso - oiga usted - me dijo - el profesor de Realidad Nacional tiene mucho que contar se ha puesto a pensar, cada día salen nuevas noticias, cada una diferente a la otra: muertes, amantes...tantas cosas...
Yo lo observé y de inmediato se me vino a la cabeza muchas imágenes, de aquellos viajes de mochilero en los que estuve durmiendo a la intemperie, en esos buses fríos, sin lunas, y parando cada madrugada frente a migraciones donde en más de una oportunidad la policía de otros países nos paraba para inspeccionarlos. Sí que pasé por muchas cosas extrañas, pero la aventura pudo más en su tiempo y al escuchar al profe, me venía esa carga de conciencia y gratitud por estar esa mañana frente a esa taza de café y dictando un curso. Alguien había confiado en mí. Sobre todo, teniendo el privilegio de enseñar, que es algo que descubrí que hacía bien por necesidad.
- Tiene razón - le dije, mientras tomaba la taza y me dejaba calentar por el café. Nuestros alientos en aquel cafetín votaban ese humito gracioso que sale del contacto del frío con el calor, y esa atmósfera le daba otra tonalidad al espacio. Me sentía como aquel escritor que siempre quise ser, como el de los libros de aquellos escritores famosos. Me sentí tan diferente en ese momento que se me pasó por la mente empezar a escribir un libro. Luego lo vi al profesor que seguía pensando y le dije -esta ciudad cada vez se transforma en un símbolo de Forever Alone.
- ¿Forever qué? - me dijo el profesor.
- Forever Alone, aquel personaje de las redes sociales que siempre para sólo y siempre es centro del bullying por parte de sus amigos.
El profesor sonrió. No sé si por compromiso o porque había entendido lo que le dije. No sé en verdad si le hizo gracia mi comentario, pero al recapacitar en ese tema, vinieron muchas imágenes a mi cabeza, y entre tantas vivencias, adoré tener ese café entre mis manos y poder disfrutar de esa mañana siendo profesor.
Mi carrera de publicidad me había dado mucho recorrido, y mi vida había pintado mis experiencias de tal manera que estar sentado aquella mañana era como empezar a releer un diario archivado.
Tomé un sorbo más de café y me despedí del profe. El timbre de inicio de clase había sonado. Tenía un nuevo tema que dictar frente a alumnos. Como siempre, ellos me enseñarían mucho en el salón de clases.
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